2024-04-29

 A  LA  RETAGUARDIA, DOCENTES JUBILADOS

"...Mi madre nunca se jubiló, ella fue ciento por ciento todo terreno, todo trabajo, estuvo siempre en primera línea: cocinando, limpiando la casa, lavando, tejiendo, dando consejos, corrigiendo, apoyando, curando nuestras enfermedades, paliando nuestros pesares, visitando a los familiares, a sus cuñadas que tanto quería (y que ellas también querían, se decían "hermanitas") etc.

Estuvo allí siempre para nosotros, como ella decía: llueva, truene o relampaguee.

Sana o enferma, siempre se daba abasto para todos, varias veces aun enferma ella, acudió a darnos consuelo.

Hasta casi el día de su fallecimiento, estuvo dándonos alegrías, con su humor agradable.

TANTO SE EXTRAÑA A UNA PERSONA ASÍ... mi madre".

"...Mi padre, luego de sus 35 años de labor, como él decía orgulloso: -Carpintero no, Ebanista- en las fuerzas aéreas del Perú, talleres del SEMÁN, llegó a jubilarse.

 Yo lo veía, aun fuerte, lleno de energías, seguir en actividad en la casa, también yendo a las casas de sus hijos casados a hacer algún trabajito para ayudarles a poner una puerta, una ventana, hasta de albañil, zapatero, peluquero y otros oficios en los que pudiera apoyar. Visitando a sus queridas hermanas siempre, etc.

A mis padres nunca los vi en la retaguardia, luego de los años llamados"productivos" pues siguieron siendo productivos casi hasta la hora de su fallecimiento.

Sé que de ellos se puede decir "VALEN UN PERÚ

Yo, luego de 33 años de labor docente, en academias preuniversitarias, en las universidades, en los colegios, tanto de primaria como secundaria, estatales y particulares, tampoco me siento en la retaguardia y no estoy en la retaguardia que, como tildan algunos "en los cuarteles de invierno", sirve para ver tele, noticias o películas y descansando "cansadamente" por siempre, esperando la partida.

Esa no es la retaguardia en la que estoy.

Escuché siempre que cuando una persona se jubila, entra en crisis, le da la depresión, se angustia y eso lo lleva  a la muerte, más aun cuando ya no tiene nada que hacer, vive aburrido, sin horizonte y otras falencias. 

Sin embargo en mi entorno más cercano, mis padres, no vi suceder eso, por lo que sigo activo y haciendo muchas cosas en mi vida.

RETAGUARDIA ¿? 

¿Cuál retaguardia? la retaguardia cliché. 

Ningún jubilado puede estar a la retaguardia y menos un jubilado docente, a estos años se ha acumulado mucha experiencia personal y social, de acuerdo a los trabajos que se ha tenido, lo que sí hay es una reflexión profunda de todo lo que se ha hecho, se puede valorar lo positivo que se hizo y hasta los errores que se cometieron. Se puede ser un buen asesor de los que aun quedan trabajando y de los que empiezan, allí sí que se puede afirmar que son los "años dorados" de un jubilado.

Sin embargo nadie busca utilizar esos conocimientos en provecho de una mejora en la ruta de la faena presente.

Dicen: "eso era en tu tiempo" que falta de perespectiva, que alta miopía.

Tratan al jubilado como un traste viejo. 

Y si hablamos del sector educación, hay muchísima experiencia acumulada en un docente jubilado, el docente no solo reflexiona sino que en el silencio de su jubilación, inclusive, da vueltas a lo que hizo y tiene propuestas nuevas que se le van ocurriendo conforme repasa los hechos durante su actividad docente. Tiene una nueva visión y sabe, ahora, que puede mejorar lo que hizo y como hacerlo.

E inclusive en los sueños, donde aparecem escenas de su cotidiano trabajo, tienen revelaciones que les permiten dar una mejor solución a los hechos que antes se le presentaron.

RETAGUARDIA¿?

Solo los soldados que quedan mal en la batalla, pueden ir a la retaguardia, a recuperarse, a descansar y a pasar terapias sicológicas para reponerse.

El docente que pasa a la retaguardia es una fuente luminosa de experiencias que puede iluminar el camino de los que están vinieno detrás nuestro.

Nuestra retaguardia no es de dolor y desapego, no es de terapìas sicológicas, no es de penas y condolencias, no es de recuperaciones.. es de unos hermosos momentos que la sociedad no valora. 

En la retaguardia docente, no hay sombras, no hay nubarrones, ni hay lamentos, hay, más bien, un tesoro con más sapiensia, con más aplomo, soluciones y aportes.

Docente jubilado, tu retaguardia es poder. 


 

 



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